viernes, 25 de febrero de 2011

Revoluciones


Ya estais viendo que en estos ultimos dias estan pasando muchas cosas, no os fieis y buscad, como siempre, otras fuentes y puntos de vista para enriqucer vuestra inteligencia y capacidad de discernimiento, de todas formas, nos estan informando con mucho fervor de todas estas revoluciones en los paises islamicos, y eso ya sabeis que significa, que todo huele a que estan totalmente dirigidas, yo os dejo un link para que veais que hay gente que piensa diferente, alabado sea el señor:
Primer contacto

De la revolucion que seguro que no hemos oido hablar mucho es la de Islandia, os cuelgo el articulo extraido de la pagina Kaosenlared, y tambien un video sobre esto vereis que hasta en la mas absoluta oscuridad la luz lucha por iluminar, y nosatros tenemos parte de responsabilidad de informarnos, pero finalmente hay un colectivo que tarde o temprano debera decidir su bando en la batalla, los periodistas ya sabeis que hablo de vosotros, vuestra llibertat sera la de vuestro pueblo, que de publicistas ja tenemos muchos:

Ahora que el pueblo egipcio ha triunfado, o al menos lo parece, es buen momento para hablar de otra revolución mucho más desconocida: la de Islandia, ese país que el FMI de Rato ponía como ejemplo a seguir y que acabó completamente quebrado, hundido por los escombros de una banca cancerígena que convirtió la isla en un inmenso hedge fund y dejó una deuda equivalente a todo el PIB de ocho años y seis meses.


La solución islandesa a esa condena pronto se apartó de la ortodoxia. La Fiscalía abrió una investigación penal contra los banqueros responsables del colapso; algunos han huido del país y están en busca y captura por la Interpol. En 2009, el gobierno tuvo que dimitir en bloque, acorralado por las protestas ciudadanas; fue el primero y casi el único en caer por la crisis (si excluimos a Túnez y Egipto). Después los islandeses forzaron un referéndum para bloquear el pago de la deuda de la banca y lo lograron: ganó el no con más del 90% de los votos. Y hace un par de meses, Islandia arrancó una ambiciosa reforma constitucional que, por primera vez en la historia del mundo, será fruto de un proceso de democracia directa, al margen de los partidos. La Asamblea Constituyente está formada por 31 ciudadanos corrientes, elegidos en las urnas entre 523 candidaturas que sólo necesitaban 30 firmas para poder presentarse.

Hoy Islandia está creciendo. El año que viene, su presupuesto público estará en superávit; su situación económica es bastante mejor que la de otros países igualmente desarbolados, como Grecia o Irlanda. ¿El secreto? Algo revolucionario, aunque se suponía que era una de las reglas ensenciales del capitalismo: Islandia se negó a socializar las pérdidas y dejó que la banca irresponsable simplemente quebrase.

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