jueves, 7 de mayo de 2009

Toma, toma, toma, nos vamos a Roma.

Hacia mucho tiempo, desde el 20 de mayo de 1992, que un partido me afectaba tanto. El Chelsea en los 180 minutos habia hecho del Barça un equipo perdido, gracias en parte a una ferrea defensa, y en parte gracias a las bajas con las que el Barça encaró el partido de vuelta, que obligaron a Pep a hacer mas cambios, tanto de jugadores como de posiciones, de los que él, seguro, hubiera querido. En esos 180 minutos el protagonista en clave culé, aquel que habia conseguido mantener al Barça con opciones era indiscutiblemente Victor Valdés. Peró los dos minutos siguientes, fueron de Don Andrés, un Andrés que Essien se habia encargado de vigilar anulandolo, a veces, con las malas artes que caracterizan en los momentos dificiles al Chelsea, pero que por un momento perdió de vista, no fueron mas de 6 segundos, y cuando lo volvio a ver ya corria por su lado quitandose la camiseta. Fué una eternidad, lo que tardó el balon en recorrer la distancia desde la frontal del area hasta el fondo de las mallas, una eternidad tras la qual explotaron gargantas reventaron timpanos, y unas lagrimas escapaban furtivas de los ojos de aquellos que diez minutos antes no respiraron mientras Victor Valdes ponia un pie imposible en un remate franco de Drogba. El Barça esta en la final de Roma, y todo gracias a Victor y a Don Andrés. Voy a ir colgando el gol con las diferentes narraciones, tal como las vaya encontrando

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